Las leches vegetales, un complemento ideal

Más allá de que la leche de vaca es una de las más consumidas en todo el mundo, existen varias personas que debido a padecer alergias, intolerancia a la lactosa, o por malas digestiones han optado por las leches vegetales como la de avena, de soja, de arroz, y de almendras entre otras.

Estas leches son más fáciles de digerir y, en cuanto a la forma de consumo, pueden tomarse de la misma manera que la vacuna, acompañada de cereales, en alimentos cocinados, en sopas y hasta en las salsas.

Cabe destacar que la ingesta de dos vasos de leche de almendras aporta aproximadamente el 35% del calcio que se recomienda tomar a diario. Además, se puede complementar con otros alimentos ricos en calcio.

La manera más común de preparar la leche vegetal es remojar en agua las semillas, frutos secos o cereales escogidos durante un tiempo suficiente, generalmente entre 10 y 24 horas, para ablandarlos. Pasado ese tiempo, se deben triturar en una licuadora. La mezcla conseguida se filtra con un colador, se deja reposar, se enfría y, se puede tomar directamente.

Se destacan dos tipos de leches vegetales, las que provienen de los cereales como arroz, avena, quínoa, amaranto, espelta, cebada, y bulgur, estas tienen un elevado contenido en fibra, vitaminas y minerales, y no contienen colesterol ni lactosa. Un claro ejemplo es la leche de avena que contiene vitamina E, ácido fólico, oligoelementos y minerales los cuales ayudan a prevenir y combatir el cáncer y las enfermedades coronarias.

Y la otra leche vegetal existente es aquella provenientes de los frutos secos como almendras, avellanas, sésamo, nueces, pistachos, piñones, pipas de calabaza, pipas de girasol y nueces del Brasil, son muy nutritivas y completas siendo una buena fuente de ácidos grasos de calidad y calcio.

La leche de arroz cuenta con propiedades depurativas e hipotensoras y se puede preparar fácilmente a través de la fermentación de los granos de arroz, molidos y cocidos. Debido a que no contiene gluten se recomienda para los celíacos.

El mismo caso es el de la leche de chufa, es muy nutritiva y muy gustosa. Contiene vitamina E y proteínas. Mejora la hipertensión, las diarreas moderadas y es conveniente para las dietas libres de colesterol y ácido úrico. Se recomienda tomarla fría, y si se acompaña de fruta u hortalizas se puede incrementar su valor vitamínico.

La leche de soya suministra proteínas y vitaminas del grupo B, disminuye los triglicéridos y el colesterol. Se aconseja su consumo en caso de osteoporosis, esto se debe a que contiene estrógenos naturales y posee una acción protectora ante el cáncer de mama.

Otra leche recomendada es la de avena, es una de las más completas, contiene hidratos de carbono, vitamina B1, B2, E, D, niacina, carotenos y azufre, calcio, fósforo, potasio, sodio, hierro, magnesio, cobre y zinc.

Por su riqueza en fósforo favorece la actividad cerebral y por su contenido en azufre resulta beneficiosa para la piel y como remedio para la fragilidad de las uñas.

Se destaca también la leche de avellana que es rica en L-arginina, ácido oleico, ácido fólico y calcio y baja en sodio. Ayuda a prevenir lesiones en las arterias y evita la formación de coágulos de la sangre. También disminuye los niveles de colesterol LDL y de triglicéridos.

Es muy importante destacar que debido a que se extrae de un fruto seco, este tipo de leche vegetal le aporta al organismo más calorías que las otras.

Y por último se destaca la leche de almendra, para obtener esta leche solamente es necesario moler almendras secas y peladas y luego mezclarla con agua. Esta contiene minerales como potasio, fósforo y calcio. Por ello, resulta muy útil para prevenir la osteoporosis y, además, ayuda a controlar el colesterol, no contiene gluten, por cual es apta para celíacos.

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Fuente: Blogdefarmacia

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